Capítulo 1
La lluvia comienza a caer de pronto con más violencia esa noche. El ruido ensordecedor rebota en los tejados y llena por completo las desiertas calles de París. Se cierra aún la persiana de algún parisino que se ha despertado por la tromba. Durante un largo rato lo único que se mueve es el agua que sigue cayendo sin aflojar ni un segundo.
Una chiquilla aparece bajo unos soportales como la única transeunte de toda la ciudad. Parece estar esperando a que la tormenta se calme. Es joven, de unos 15 años, de pelo castaño y rizado, con gabardina gris, botas de cuero marrón y sin paraguas.
Unos instantes después echa a correr hacia la boca del metro con la cabeza agachada. Su sombra se alarga cada vez más delante de ella bajo la luz naranja. Baja las escaleras a toda prisa. El ruido de la lluvia queda atrás. Dentro empieza a oirse poco a poco la voz de alguien que parece gritar.
El aire ahí no está tan frío. Se afloja la bufanda y sigue caminando. El metro no circula a esa hora. Su única intención es cruzar la avenida sin mojarse. Avanza y la voz se va haciendo más clara. Los gritos resultan ser gemidos, los gemidos, lamentos y ya a pocos metros del final del pasillo, antes de girar, …
[…] Febrero 2010 por Javier Barro <<principio […]